Esta bitácora se realiza desde la memoria, fantaseando en la realidad vivida. Una nave que vuelve a transitar siguiendo ahora el otro sentido de la flecha, cumpliendo la ida y vuelta de los viajes, la huella descubierta de la oca, la flecha ambivalente que se invierte en el camino de regreso, cuando los recuerdos se posicionan, germinan y crecen a la luz de las miradas y también a tientas en la raíz oscura de nuestra tierra interna, enredándose como la yedra sobre la piedra pelada.